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4/08/2018

La batalla que nos cambió


                El poder telepático no estaba al alcance de todos. El gobierno controlaba desde su descubrimiento-invención todo el tráfico del chip-hormona que estaba a punto de reventar los sistemas sociales. No sólo permitía el contacto y la comunicación entre individuos  dotados de ella, si no también tras cierto aprendizaje la lectura e intromisión total en la mente ajena. Los más hábiles consecuencia incluso penetrare en las murallas que el cerebro desplegaba de manera irreflexa y, a su pesar, no demasiado efectiva. De los más diestros y perseverantes en este arte de raid cerebral se escogían los futuros miembros de la guardia de la razón.
Por supuesto ellos no defendían la razón si no una lógica derramada desde arriba, como envoltorio del poder que controlaban . Esta lógica implacable era la gasolina que daba vigor al absurdo músculo de acero telepático.
En el mercado negro, llamado mela zoco, sin embargo venenosa mente ramificado como las neuronas de un vinómano se intentaba compensar el monopolio de este chip-hormona de alto valor político, aunque en él se mercadeaba con otras sustancias de menos calibre, algunas explosivas, las más adictivas.
                 Hace ya tiempo, cuando se descubrió el simposio del Diktor Mbanza ,  descubridor vilipendiado de esta tecnoproteína,. muchos quisieron quemarlo;había causado tanto daño su descubrimiento. Tanto al sus inocentes y enriquecedoras obras, en  todas sus ediciones aunque fueran meramente orales o impresas en piel de Harria como al mismo la doctor. Esto último no pudieron hacerlo pues aunque exhumaron su cadavercillo entre alaridos y fue bañado en gasolina no era tan combustible como hubieran esperado los iconoclastas del cementerio.
                Hoy la bomba era irreversible, la hormona -chip había sido interceptada por un grupo neocrática y se servía en expendedoras junto con los morfins. Surgieron, varios hoplopastores que en sus pletóricas monsergas veían esto como un avance irreversible hacía lo que ellos llamaban pureza.
               Se hablaba de la muerte de la  mentira, del fin de la hipocresía y otros grandes lemas decadentes. Incluso de que se le había proporcionado a la humanidad el instrumento último de control, y de concordia. El Mal quedaba pues desprovisto¡o, incapaz de engañar, de una de sus más valiosas armas y con certeza la más sibilina. Aun así Arkus-así se hacía llamar el más atrayente de estos predicantes- reconocía que la victoria no era aún total y que se conseguiría aplicando con firmeza una imposición gradual.
              Pero la realidad fue diferente, si la situación con la policía telepática era moral y angustiosamente insoportable la liberación de  esta hormona provocó una vibración tal que removió, no el cemento, pero sí las hasta entonces sólidas estructuras de la personalidad. Nadie estaba salvo. Nadie lo estaría.





7/15/2017

Ingeniería social

I.
-¿No estaréis confundiendo vuestro amor por la solitude con una sórdida inadaptación social?

-Vaya, ¿tanto tiempo has necesitado para responderme?

-Nunca es tarde lo dicho es verdad, aunque no se bueno. ;)

-Errrrr…

6/27/2011

Ciutat Charnego

La consabida relación de algunos mal llamados individuos con la delincuencia y el menudeo es de sobra conocida. En un universo propio donde ciertos valores son tan aceptados como peligrosos y donde se prima el habla soez, e incluso altamente incorrecta, el que utiliza un lenguaje siquiera medianamente formal, es objeto de mofa. Probablemente como un tipo de contraataque, ante su propia falta de entendimiento. De una manera o de otra el resultado es igualmente catastrófico. Todo esto regado con alcohol y drogas de diseño, produce un cocktáil inflamable. Por supuesto la culpa no es de estos estupefacientes, o como otros prefieren llamarlos,”sustancias lúdicas”, pero resulta evidente que este substrato social, es un terreno propicio para hacer estragos en más de una mente difusa. En este contexto corrupto y suburbano no era raro que ocurriera algún hecho funesto y con consecuencias igualmente funestas. Tal fue lo que le sucedió a H., aunque ostraba tendencia aabstraerse con frecuencia Su curiosidad siempre presionaba fuerte, y era motor de muchas de sus acciones e ideas. El mundo oscuro, o por lo menos opaco, se convirtió, junto los datos más triviales, en víctima de su avidez de información y sensaciones. Creóse pues, al tiempo un raro espécimen ,o como él mismo hubiera dicho en un ambiente distendid o, un rara avis, un desterrado de cualquier ámbito social; desterrado a la vez que aceptado.
Disfrutaba de la compañía de todos, sin importar su signo político, religioso o existencial. Pero se recreaba posicionándose en el lado más opuesto a sus interlocutores, y poniéndolos, de modo mayeútico, en el niebla de la duda.Partiendo siempre desde la suya propia y de Agitando , o dejando mostrar la bandera de la objetividad adquirida a base de prestar atención a las informaciones o pareceres de cualquier persona, medio, e índole; intentando separar el grano de la cizaña, con una suerte de cedazo ideológico, de mallas ciertamente difusas , pero estables del mismo modo ue seleccionamos nuestras compañías, aunque con diferente criterio.

En cierta ocasión Se imaginó rodeado de amigos, graciosos, confidentes, fiables, sencillos. Todos sonreían y se mostraban solícitos. En ese extraño instante se vio invadido por un denso agobio, y su habitación volvió a aparece nítida a su acreedor, con su gris aciago, y su calma espesa. Cayó en la cuentade que aunquele aborrecía de alguna manera la vida social, no renegaba totalmente de ella. La verdad era que necesitaba tener encuentros esporádicos que, aunque le podían complacer en mayor o menor medida, más bien revalorizaban en su mente, el agridulce hastío de la soledad voluntaria.
Acto seguido se entregaba al ascetismo tal un iluminado esperando una revelación. Con la diferencia de que realmente no aguardaba ninguna, si bien en ocasiones se las encontraba flotando en el aire corrupto en el cuál se inmergía. juzgaba estos hallazgos, Tras analizarlos de manera intranquila, válidos, pero incompletos, ingeniosos pero fallidos, algunos incluso de dudosa ética Esto no le impedía , sin embargo, repetir este proceso con bastante asiduidad, pues hacia tiempo formaba ya parte de su comportamiento reflejo.

Por el contrario, le resultaba más entretenido desmontar estos razonamientos y reflexiones, que el hecho de haber llegado hasta ellos.. Se reconvertía entonces en juez de sí mismo, y aún más en fiscal despiadado; las menos de las veces, en triste abogado defensor cuyo mayor éxito no es evitar el castigo si no aliviarlo ligeramente. La condena era siempre idéntica, la desazón y el desengaño de no encontrar nada firme , sólido y verdadero.
Precisamente su incapacidad para aceptar verdades absolutas se reflejaba en su atrofia a la hora de posicionarse en casi cualquier cuestión. e incluso envidiaba, incomprendía y desconfiaba de la gente que presumía de tener las idead muy claras sean éstas cuáles fueren. La causa de esta actitud ambigua no era la falta de ideas aceptables, si no la gran profusión de ellas , ya queinconveniente de que muchas eran opuestas, o simplemente se contradecían

La vida se le aparecía como un caminante anodino y estúpido, que anda sin rumbo, por un desierto estéril y monotono, buscando constantemente agua para no morir desecado Un caminante al que el encontrar un manantial y saciarse, , solo le servírá para poder seguir vivo vagando y sediento intentando dar con el siguiente caño, perpetuando así de manera fútil un recorrido sufrido y aleatorio

Pensaba entonces en el suicidio, no como un final trágico a una vida abocada a la tristeza , sino como una simple cuestión de peso. El ser feliz representaba una sensación cuasi pareja al esfuerzo que suponía conseguirla,…y todo para que volviera a desaparecer. Y a veces ni siquiera lo compensaba…

Yo ya me he cansado del desierto hostil.
Efectivamente si ha encontrado esta carta en mi bolsillo, es porque ya soy un cadáver y ya no tengo que arrastrarme. Lo he escrito en tercera persona porque me resultaba más fácil expresarme así. Preséntenla a algún concurso de relato corto y/o negro, es muy real;
El Altruista Ególatra, o de La Injusticia Vital.

El ser humano es corrupto y almibarado, susceptible de sentir compasión por el más desvalido de los seres, y capaz de odiar hasta el exterminio a aquellos que difieren en lo más prolijo.

Hay almas viles que cuerpos abotargados y blanquecinos sustentaron durante sus largas vidas de opulencia y egoísmo, y que expiraron sin sobresaltos en alcobas barnizadas y entre cortinas de tonos pastel. Y existen también mortales de buen corazón que no han conocido si no el sufrimiento y la aversión, como pago por su honestidad, y la pobreza como recompensa por su esfuerzo, y que heredan de manera igualitaria la misería de sus abuelos para legársela a sus nietos. Gentes que creyeron en la generosidad, y que enterraron a sus hijos junto con gran parte de su alegría.

Sin embargo, tristemente, ninguno de ellos tenía elección,

El poderoso, cegado por su avaricia y su falta de empatía arruinó a numerosas familias y, tras haber absorbido su polvoriento sudor, y haberse alimentado de corvas espaldas, dormita en su lecho suave, con la tranqulidad que le proporciona poseer lo que desea y con la indiferencia que sólo una abyecta carestía de preocupación hacia el semejante puede conceder.

El benévolo altruista con su afán imparable de sacrificio por aquellos que la vida maltrató, que no busca sino saciar su sed de justicia, convirtió el auxilio a los malaventurados, no en un objetivo, si no en un medio egolatra para alcanzar su satisfacción propia, revestida del lustre que otorga el ser compasivo, pues se sabe superior a aquellos a los que beneficia.
Ambos dos diríase, son antagonistas, pues los actos de uno le granjean el respeto y el cariño de sus congéneres, mientras que los del otro solo fomentan un odio al que solo calla el temor y el chantaje perpetuo.

Pero los dos persiguen de manera exhaustiva su idea de la felicidad, sustentada en diversos principios, y esto es, en realidad lo que los convierte en un mismo animal que sobrevive gracias a su egoísmo ineludible ,ávido de endorfinas.
Todos aquellos que sufrieron la maldad del mandamás, el azote del ladrón y el escarnio del cruel, son los mismos que recibieron la ayuda del generoso, y escucharon sus dulces palabras balsámicas con más efecto en el emisor, que en el sufrido escuchante, que colabora con su misería a que el benefactor se hinche, y se aventure a creer incluso que es un espíritu que se preocupa más del resto que de sí.

      Todos estos desdichados son en efecto el medio, de su fin. Son, el residuo , a veces agradecido y otras dolido,que produce su devenir personal, su camino en la búsqueda de una felicidad, que se esurre como la sombra. Apenas creemos poseerla, ya se ha sparado fugazmente.

      Por supuesto la búsqueda del supuesto altruista genera unas consecuencias que son claramente preferibles a las del malvado. Pero no es menos cierto que el impulso que los mueve y que guia sus modus vivendi, es ciertamente el mismo. Lo que se concluye de aquí no es que haya de dejar de castigar a los que dañan a otros en su beneficio propio, o dejar de premiar a los que ayudan, si no que quizás ninguno de ellos, tenga tanta culpa o tanto mérito como pudiera parecer, aunque son verdaderamete dueños únicos de sus actos.